• Miércoles, 08 Mayo 2019

Posibilidades de la Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data en las Administraciones Públicas

Mucho se habla de la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en diferentes ámbitos empresariales y sociales, pero la IA tiene en la Administración Pública uno de los sectores que más datos dispone y en el que más decisiones estratégicas se toman.

¿Están preparadas las Administraciones Públicas para responder a todos los retos que plantean los datos?

Los usos y aplicaciones del Big Data en la Administración Pública son inmensos. Es uno de los sectores que más invierte en infraestructuras de almacenamiento de datos a nivel mundial, y la cifra de negocio sigue creciendo anualmente. La Administración Pública es probablemente uno de los sectores con mayor cantidad de datos, generados por el desempeño de su actividad habitual. Estos datos se almacenan pero no se procesan, en muchos casos, por cuestiones legales, a éstos datos se les conoce como Dark data.

Aplicaciones en tres dimensiones, la interna, la social y la estratégica.

Las tecnologías de Big Data y la Inteligencia Artificial son las herramientas que permiten procesar y extraer valor de toda esta información, y su uso y aplicación impactan en tres dimensiones diferentes de la Administración Pública: la interna, la social y la estratégica.

Visión del impacto de Big Data e IA (Inteligencia Artificial) en las Administraciones Públicas by @itainnova

Principales retos de la Administración Pública para incorporar la Inteligencia Artificial en sus procesos

  • El primero de los retos es en el área de procesos internos. Mejorar el flujo de información, disponiendo de la capacidad de almacenar todo tipo de información, tratarla y ponerla a disposición de los empleados, reduciendo los tiempos de respuesta, permitiría mejorar la eficiencia en la gestión de la propia Administración Pública, lo que supone en definitiva un gran ahorro de costes. Gran cantidad de procesos que realizan a diario las diferentes administraciones públicas son repetitivos y de poco valor que podrían eliminarse u optimizarse si los empleados públicos tuvieran acceso a ciertos datos e información integrada de los ciudadanos, de su entidad o de otras administraciones públicas.
  • El gran reto de la Administración Pública es cumplir con un fin claro que es mejorar la vida del ciudadano y aumentar el valor que aporta a la sociedad en su conjunto. El Big Data y la Inteligencia Artificial también pueden contribuir en esto, ya que permiten realizar propuestas de valor adaptadas a las necesidades reales de los ciudadanos, de cada individuo o de un conjunto de ellos, construir servicios más personalizados, más eficaces, y más transparentes. Disponer de los datos de los clientes se ha convertido en uno de los retos de cualquier empresa, ya que permite ofrecer productos y servicios personalizados. La Banca y los Seguros son claros ejemplos de sectores que buscan la continua personalización de sus servicios adaptándolos a las necesidades del cliente. Para la Administración Pública, el ciudadano es su cliente y su reto es ofrecerle servicios personalizados.
  • El tercer reto, el más ambicioso, es la capa más estratégica. Nos encontramos con las políticas públicas, una de las herramientas más potentes de la Administración Pública, en cualquiera de sus ámbitos, ya que a partir de ellas se despliegan acciones e inversiones que impactan a medio y largo plazo en la Sociedad. Pero, ¿con qué información se están desplegando las políticas en la actualidad y cómo se está midiendo su impacto? En la mayoría de los casos con menos información y menos actualizada de la que sería deseable.

Gobernanza e integración de datos: la asignatura pendiente.

Algunas Administraciones Públicas empiezan a dar pasos hacia los Data Lakes, que son esos repositorios de almacenamiento que contienen gran cantidad de datos en bruto y que permiten que la información esté integrada y disponible en tiempo real en un único punto. El tratamiento de esta información, mediante diferentes técnicas como la Inteligencia Artificial, permitiría tener una sola visión de la información, y conocer a través de los datos cuáles son las necesidades actuales y predecir las futuras, lo que permitiría una mejor definición de políticas públicas a medio y largo plazo y de las inversiones asociadas a ellas.

Por desgracia, sin datos no hay predicciones y una de las asignaturas pendientes de las Administraciones Públicas es el acceso y compartir datos, aunque no hay en muchos casos competencias definidas en la gestión y  gobernanza de los datos, lo que hace imposible realizar cruces de datos  incluso entre diferentes Departamentos de la misma Administración Pública.

Big Questions. Hacernos las preguntas adecuadas.

Para extraer valor de la gran cantidad de fuentes de información que maneja la Administración Pública es clave hacerse las preguntas adecuadas, las big questions. Las preguntas son infinitas y abordarlas todas es una tarea compleja. Una forma de comenzar a trabajar es mediante una metodología basada en la definición de casos de uso específicos que respondan a ciertas problemáticas en un ámbito concreto e identificar aquellas fuentes de información e indicadores clave que permitan responderlas.

Esta información se almacenará en una infraestructura Big Data y se trabajará en responderlas apoyándose en tecnologías de procesamiento de datos e información como el Big Data y la Inteligencia Artificial. Las primeras respuestas permiten obtener pruebas de concepto iniciales que una vez analizadas y mejoradas permiten abordar nuevas preguntas.

La Administración Pública es uno de los sectores que más invierte en infraestructuras de almacenamiento de datos a nivel mundial, y la cifra de negocio sigue creciendo anualmente.
Las tecnologías de Big Data y la Inteligencia Artificial son las herramientas que permiten procesar y extraer valor de estos datos, que se traducirán en posibles aplicaciones de Salud, Turismo o Movilidad sostenible.

Retorno social de la inversión. Las Administraciones Públicas del futuro.

En el final de nuestra visión de la aplicación del Big Data en las Administraciones Públicas se encuentra la Administración del futuro, aquella que es eficiente, que ofrece a los ciudadanos servicios personalizados y cuyas inversiones y acciones son rentables no solo a nivel económico sino también a nivel social, es decir que podremos medir el impacto que tienen en términos de retorno social de la inversión.

Aplicaciones posibles de la Inteligencia Artificial y Big Data en la Administración Pública.

En Salud

Una mejor estratificación de pacientes, detección de fraudes en tratamientos médicos, sistemas inteligentes de previsión de la demanda de servicios sanitarios, análisis y diseño de la red logística de los hospitales, sistemas de fármaco-vigilancia o de análisis y predicción de riesgos en base a históricos son algunos de los ejemplos de aplicación de Big Data e Inteligencia Artificial en Salud.

En Turismo

Caminar hacia un Turismo Inteligente, perfilando a los turistas, permite conocer mejor cuáles son sus gustos e intereses para poder recomendar productos turísticos en tiempo real y adaptando la oferta global a las demandas de los potenciales visitantes.

Movilidad inteligente

Una movilidad más inteligente mediante el diseño de las rutas de transporte adecuadas a la demanda de forma dinámica, mediante el análisis de la demanda de los servicios de transporte público en entornos urbanos o periurbanos con sistemas inteligentes o el análisis de flujos de mercancías en entorno periurbano para distribución de mercancías.

Estos son solo algunos de los ejemplos, pero cualquier ámbito de la Administración Pública tiene preguntas que pueden responderse mediante Big Data e Inteligencia Artificial.

Clara Savirón

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